Nació en Granada el 20 de septiembre de 1898. Su padre era un artesano metalúrgico con tienda propia. En los años veinte, Matilde empezó a escribir en la prensa local colaborando con “El Noticiero Granadino” mientras estudiaba Psicología en la Universidad de Granada. Se casó muy joven y tuvo dos hijos, que murieron pronto. Poco después se separó de su marido y instalándose en Madrid, donde terminó la carrera y se graduó en Ciencias Penales.
Su interés por los problemas sociales en Andalucía motivó su afiliación al Partido Socialista Obrero Español en septiembre de 1928. La llegada de la II República fue afianzando su militancia socialista. Participa en la recién creada Agrupación de Mujeres Antifascistas (AMA); en 1933, Matilde fue nombrada secretaria del primer comité de la AMA presidido por Dolores Ibárruri. Continúa su carrera política ascendente, pues en 1936 ya formaba parte del Secretariado Femenino del PSOE junto a Matilde de la Torre y Matilde Huici, las llamadas entonces “tres Matildes”. También tomó parte, como compromisaria socialista, en la elección de Azaña como nuevo presidente de la República., en mayo de 1936. Profesionalmente, en 1935 había conseguido el título para trabajar como funcionaria de prisiones, siendo pronto nombrada Delegada Técnica del Consejo Nacional de Tutela de Menores.
En 1937, encabezó la delegación del PSOE en el Congreso Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, celebrado en París. Fue Directora del Instituto de Estudios Penales y ejerció de Inspectora General de Prisiones en los últimos años de la Guerra Civil. Se trasladó a Valencia y después a Barcelona con el gobierno republicano, desde allí pasó a Francia en febrero de 1939. El exilio la llevó a París y Marsella, desde donde embarcó a Casablanca (Marruecos) y de ahí a México, donde se instaló en 1941.
En el exilio mexicano pudo ejercer como trabajadora social. Su actividad política se centró en la creación del Grupo Femenino Español Mariana Pineda, hacia 1943 y de la Unión de Mujeres Españolas, UME. Ésta era una organización creada a partir del empeño de las mujeres del exilio, algunas de las cuales habían pertenecido a la Agrupación de Mujeres Antifascistas, como la propia Matilde Cantos que había sido secretaria de organización del Comité Nacional de la AMA. En la Unión de Mujeres se fusionaron en 1946 ambas agrupaciones femeninas, figurando Matilde Cantos como tesorera de la organización. Estaba dedicada a realizar actividades solidarias, de ayuda a los presos de las cárceles franquistas y a sus familiares. Matilde Cantos participó también en uno de los actos políticos conjuntos organizados por las feministas mexicanas del “Comité Coordinador Femenino para la defensa de la Patria”, presidido por veterana luchadora Teresa Flores Magón. El mitin tuvo lugar en la capital azteca el 8 de marzo de 1945 y en él Matilde habló con optimismo en defensa de los derechos de las mujeres, según se recogía en un folleto editado entonces.
En 1942 era ya colaboradora de la revista Población. Esta publicación la nombrará delegada para las cuestiones relacionadas con la UNESCO, en 1947. Además fue redactora de la revista Confidencias. Magazine de la mujer mexicana. En los años cincuenta figuraba como Vicepresidenta de la UME y redactora de la revista Mujeres Españolas, que dirigía Luisa Carner y cuya directora artística era Manuela Ballester. A lo largo de esa década escribió en la revista sobre variedad de temas; hizo una serie de artículos dedicados a “Las Heroínas de la Literatura Universal”, donde trata sobre “Yerma” de García Lorca, “La Madre” de Gorki, etc. Por otro lado escribía artículos más políticos sobre las reivindicaciones el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de 1952, o contra el Pacto entre España y Estados Unidos, en el primer aniversario de su firma, el octubre de 1954.
En 1968, consigue por fin el visado para regresar a España, que le había sido denegado reiteradamente desde 1956. Sin embargo, nada más llegar a Madrid fue detenida durante un día, pero en seguida pudo regresar a su Granada natal. Allí se instaló definitivamente, tras un viaje a México, en agosto de 1969. Vivió en modestas pensiones, casi olvidada, pero siempre interesada por la política. Alentaba a los jóvenes, en las asambleas universitarias, a luchar contra las injusticias y la dictadura, llegando a hacerse muy popular en Granada. En sus últimos años escribió Cartas de Doña Nadie a Don Nadie, una autobiografía con la que ella quiso luchar contra el olvido, que amenazaba a los exiliados no incorporados a la memoria oficial, en especial a las mujeres. Murió en Fuentevaqueros, Granada, el 24 de noviembre de 1987. Ahora es recordada en su Granada natal, donde el nuevo centro penitenciario de reinserción social se llama Matilde Cantos Fernández.
Fuentes:
CANTOS, Matilde, Cartas de doña Nadie a don Nadie, Granada , 1998.
DOMINGUEZ, Pilar, De ciudadanas a exiliadas. Un estudio sobre las republicanas españolas en México, Madrid, Ed. Cinca, 2009
RODRIGO, Antonina. Mujer y Exilio, Madrid, 1999.
RODRÍGUEZ TITOS, J, Mujeres de Granada. Granada. Diputación Provincial, 1998, pp. 103-106.
PD
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