Nacido en Águilas el 5 de noviembre
de 1908. Ensayista, historiador, periodista y
profesor universitario. Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de
Madrid (UCM) en 1931. Fue elegido diputado a Cortes en las elecciones de 1936
por el Frente Popular, en el seno de la fracción socialista, por la circunscripción
de Murcia, con el 71,1% de los votos emitidos. En junio de 1936 fue designado
por su grupo para formar parte de la Comisión de Estatutos que deliberó sobre
el proyecto autonómico para Euskadi.
Una vez estallado la
guerra civil, su evolución y el descontento con la línea oficial de su partido
llevó a Montiel a ingresar en 1937 en el Partido Comunista, en compañía de otra
diputada socialista, Margarita Nelken. En Barcelona publicó los folletos “Por
qué he ingresado en el PCE” y “¿Cómo se fortalece nuestra democracia? Con una
consulta al pueblo” (1938). En este último resumió los argumentos que apoyaban
la idea de Stalin de celebrar comicios en la zona republicana para fortalecer
la posición del PCE al tiempo que se buscaba la aproximación a las potencias
democráticas occidentales. En los meses
finales de la guerra fue nombrado presidente de la Junta de Espectáculos de
Madrid. Fue testigo de los enfrentamientos desatados en la capital tras el
golpe del coronel Casado (5 de marzo de 1939) y elevó a la Comintern un informe
de cariz marcadamente crítico acerca de la posición del PCE durante aquellos
sucesos, que calificó de improvisada,
débil y vacilante.
Tras la derrota
republicana, pasó primer a Francia y llegó posteriormente a Cuba a mediados de
1940. Se vinculó a la Casa de la Cultura y, junto con Juan José Manso y Miguel
Valdés ostentó la máxima representación del PCE en la isla. Entre 1942 y 1944
fue director de las escuelas del Sindicato de la Electricidad, Gas y Agua
“Leopoldo Pita”. Ofreció conferencias en la Universidad de La Habana. Escribió
textos con el fin de analizar la realidad socio-política española: El terror franquista y la lucha del pueblo
español (1940) y Entre ironías y
batallas: Franco y sus valedores (1944).
En septiembre de 1943
tomó parte en la Primera Reunión de Profesores Universitarios Españoles
Emigrados, celebrada en la Universidad de La Habana y entre cuyos convocantes
se encontraban Pedro Bosch Gimpera, Fernando de los Ríos, José Giral, Augusto
Pí y Sunyer, María Zambrano y Luis de Zulueta, entre otros. En ella se abogó
por la creación de un organismo unitario del exilio depositario de la
legitimidad republicana para preparar un proceso de transición a un régimen de
libertad y justicia social. El PCE se distanció de esta iniciativa,
argumentando la existencia de la Junta Suprema de Unión Nacional, supuestamente
ya operativa en el interior del país. Fue este el primer conato de
distanciamiento de Montiel respecto al Partido Comunista. A principios de 1948
viajó a Checoslovaquia e impartió conferencias en la Universidad de Praga. Durante
su estancia en el país eslavo fue testigo del “golpe de Praga”, el suicidio de Masaryk
y la caída de Benes con la implantación de la democracia popular hegemonizada por el PC checo. Ese mismo año, en
París, renunció a su cargo de responsable de Cultura del PCE y se adhirió a la
corriente titista. Durante un tiempo se vinculó al Círculo de Acción Socialista
impulsado en México y París, respectivamente, por el exministro comunista Jesús
Hernández y el exdirigente del PSUC José del Barrio Navarro. Participó con sus
artículos de análisis en las páginas de Democracia,
la revista impulsada por los simpatizantes del socialismo autogestionario en
México financiada por la embajada yugoslava en aquel país.
En enero de 1952 volvió a
Cuba y dio clases en la Universidad de Oriente, en la cátedra de Derecho
Internacional, iniciándose su deriva hacia posiciones conservadoras. En Solidarismo:
notas para una nueva teoría de la democracia (1954) llamó la atención
contra la amenaza del totalitarismo y criticó los postulados de Marx. En 1955
fue separado de la cátedra. Volvió a La Habana y escribió en el diario Tiempo de Cuba y en la revista Bohemia, de marcado carácter anticomunista,
propiedad de Rolando Masferrer, un periodista y jefe paramilitar al servicio de
Fulgencio Batista. Allí denunció a sus excamaradas y a la Universidad de
Oriente como un nido de comunistas.
En 1958 marchó a Perú. A
la muerte de Franco, en 1975, volvió a España y fue profesor adjunto de la UCM
y asiduo colaborador en las páginas del diario monárquico ABC. Sus ensayos políticos se caracterizaron por un acentuado tono de
denuncia anticomunista y antisoviético, destacándose por defender las teorías
del “camuflaje” de los auténticos propósitos comunistas y su infiltración en el
mundo occidental. El tercer ejército de la URSS (1988), El vendaval de la Perestroika y la complacencia de Occidente (1990).
Su libro Un coronel llamado Segismundo:
mentiras y misterios de la guerra de Stalin en España (1988) constituye el
reverso, matizado por sus posiciones medio siglo después, de aquel informe que,
en 1939, elevara a Moscú para explicar las causas de la derrota republicana. En
1993 volvió a Lima, donde murió habiendo llegado a ser, posiblemente, el último
diputado superviviente de las Cortes republicanas. Murió en Lima el 4 de noviembre de 2005.
Fuentes:
-
Cuadriello,
Jorge D.: El exilio republicano español
en Cuba. Madrid, Siglo XXI (2009).
-
Montiel, Francisco Félix: Un coronel llamado Segismundo: mentiras y misterios de la guerra de
Stalin en España. Madrid, Criterio, 1998.
-
Viñas, Ángel y
Hernández Sánchez, Fernando: El desplome
de la República. Barcelona, Crítica (2009).
FH
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