Escritor,
pintor, periodista y archivero nacido en Málaga el 6 de febrero de 1887. De
orígenes acomodados, se trasladaba entre 1905 y 1909 a Alemania a estudiar
Químicas, carrera que no llegó a culminar. Tras ello, en 1911, se asentaba en
Madrid, donde trabajó en diversas editoriales y empezó a publicar sus escritos.
Veían la luz en aquellos momentos Garba (1913),
El Pasajero (1914), Luchas de Pena y Alegría y su
transfiguración (1915), Evoluciones
(1918) y Colección (1924). En 1917, y siempre en Madrid, se decidía a
aceptar la invitación de su amigo Jiménez Frau para vivir en la Residencia de
Estudiantes. Allí se acercaba a la
Generación del 27 y construía un amplio círculo de amistades vinculadas a la
literatura y las artes, entre las que destacaba Alfonso Reyes. Colaboraba igualmente con la Institución
Libre de Enseñanza tomando parte en diversas iniciativas.
En
1927 realizaba un viaje a Nueva York, germen de su obra Jacinta la Pelirroja (publicada en 1929). De vuelta en Madrid, conocía a una figura
clave en la vida de Moreno Villa, el diplomático mexicano Genaro Estrada.
Durante
estos años republicanos escribía una serie de artículos para El Sol que le
harían celebre a su pesar, pues nunca estuvo del todo conforme el resultado. Antes
del estallido de la Guerra Civil publicaba todavía dos obras más: Puentes que no acaban (1933) y Salón sin muros (1936).
Tras
el golpe de Estado, y después de unos primeros momentos de incertidumbre, se
inscribía en la FETE como medida de seguridad. Era finalmente evacuado de la capital con
destino a Valencia, dentro de un contingente de artistas e intelectuales
protegido por el Partido Comunista. Allí tomaba parte junto a Navarro Tomas en
la catalogación de los libros sacados del Monasterio de El Escorial. El 3 de
febrero de 1937, y en sustitución de Navarro, se embarcaba en un viaje
propagandístico a EEUU organizado por la Embajada de Fernando de los Ríos. Tras un breve paso por Nueva York llegaba a Washington, donde dio diversas conferencias
y realizó varias exposiciones de pintura.
Moreno
Villa dejaba atrás España con cincuenta años y una profunda sensación de
fracaso. El enorme dolor de ver su país sumido en una guerra fratricida lo
achacaba a la propia esencia del ser hispano, pues según sus propias palabras
“al parecer, todos somos dignos de muerte y todos queremos darla. Un veneno
cruel nos circula por la sangre, una toxina de locura”. Llegaba al Nuevo Continente con la convicción
de que se trataría de una estancia corta, de meses o pocos años a lo sumo.
Durante
su periodo en la Universidad de Princeton, recibió varias cartas del embajador
español y de Genaro Estrada, ex secretario de relaciones de Mexico, invitándole a trasladarse al país. Finalmente
accedía, y el propio Estrada le recibía a su llegada en junio de 1937. Resultó igualmente fundamental la ayuda que le
prestó Luis Montes de Oca, quien además le conseguía un primer empleo en Bienes
Nacionales como catalogador.A pesar de ser un hombre extraordinariamente
introvertido, pronto trabó amistad con notables representantes de la cultura y
la literatura del país. Fue uno de los primeros transterrados acogidos por el
Gobierno de Lázaro Cárdenas.
El
18 de julio de 1937 tomaba parte, como uno de los miembros fundadores, del
nacimiento de la célebre Casa de España, después llamada Colegio de México.
Desde el primer momento, ésta se fundó con aspiraciones de convertirse en una
institución cultural superior en Mexico
y es en la actualidad una de las escuelas más prestigiosas del país. La concesión
de varias subvenciones de la Universidad Nacional, el Fondo de Cultura
Económica, el Banco de Mexico y la Secretaria de Educación Pública hizo posible
la construcción de instalaciones donde los exiliados podían instalarse mientras
buscaban trabajo en el país o impartían clases en la propia Casa. Con ello, y
principalmente a partir de la derrota republicana y la llegada masiva de
profesionales a América, la Casa de España fue un lugar de llegada y transito
imprescindible para los transterrados.
La
Casa se convirtió pronto en un espacio de sociabilidad fundamental para los
intelectuales del exilio en México y Moreno intervino en ella con asiduidad y
determinación. Allí consolidó un círculo de amistades entre los que se
encontraban Luis Montes de Oca, Daniel Cosío Villegas, o Eduardo Villaseñor. Se
reencontraba igualmente con su viejo amigo Alfonso Reyes, quien le apoyó y le
animó a seguir creando. Fue miembro activo de la sociedad madrileñista “Los
Cuatro Gatos”.
Su
primera obra en el Nuevo Mundo aparecía en 1939, titulada Locos, enanos, negros y niños palaciegos, elaborado a partir de
unas notas escritas durante su viaje al exilio. A partir de ese momento
comenzaba a fascinarse con la cultura mexicana, en buena medida gracias a su
esposa, Consuelo, viuda de Genaro Estrada. Su homenaje al país que le había
acogido tomaba forma en su Cornucopia de
México (1940), titulo barroco tras el que trataba de describir una realidad
polifacética y extremadamente rica.
Siguió
expresando su profunda admiración por el país que le había acogido en Doce manos mexicanas. Datos para la historia
literaria y en La escultura colonial
mexicana. Éste segundo fue durante largo tiempo el único estudio
sobre la cuestión. También publicó en esos años Puerta Severa (1941), La
noche del verbo (1942) y La música
que llevaba (1949).
Fallecía
en Ciudad de México el 23 de abril de 1955. El también poeta Xavier
Villaurrutia le recordaba con cariño al retratarlo así: “De la lista de
prodigios en que todos recordamos el del pájaro que habla y el del árbol que
canta, no hay que olvidar el del poeta que pinta”.
Fuentes:
VVAA,
El exilio español en México (1939-1982).
Fondo de Cultura Económica. México 1982
MORENO
VILLA, José. Vida en claro. Autobiografía.
Colegio de México (Mexico, 1944)
RUELAS,
Daniel, José Moreno Villa. Entre dos
Américas. Verso y prosa (1927-1955) (Tesis doctoral en elaboración) UNAM
LM
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