MARIANO GRANADOS AGUIRRE
Nacido en Soria el 6 de abril de 1897. Licenciado en Derecho por la
Universidad Central de Madrid en 1918, Mariano Granados vivió en su etapa
estudiantil un periodo de formación política que lo llevó de la simpatías por
el anarquismo y el movimiento obrero hacia un ferviente nacionalismo
republicano progresista, surgida de su sólida formación jurídica. En esa
primera etapa de juventud participó activamente en las reivindicaciones obreras
y liderando una protesta patriótica contra Gibraltar, como narró en su libro Los
republicanos españoles y Gibraltar, (México, Ed. Finisterre, 1970).
En el terreno profesional, Granados desempeñó importantes cargos
judiciales como Fiscal de Audiencia en Córdoba, Soria, Tarragona y Madrid.
Compaginó esta labor con el despertar a su otra gran pasión, la literatura,
publicando obras como Retablo (1926) o su poética Las novias (1926).
Con la proclamación de la II República alcanzó el puesto de magistrado del
Tribunal Supremo en 1932 y presidente de su Sala Quinta en 1936, Presidente del
Tribunal de Apelaciones de los tribunales de Menores en 1936, vicepresidente
del Consejo Nacional de Tutela de Menores, vicepresidente del Consejo del
Trabajo y del tribunal supremo. Durante el periodo republicano publicó siete
obras jurídicas que lo consolidaron como uno de los especialistas más
prestigiosos de la época por sus estudios sobre enjuiciamiento criminal, el
Código Penal o las Leyes mercantiles.
Al servicio
de la República durante la Guerra civil, se instaló en México donde desempeñó
diversos cargos dentro de las organizaciones republicanas, como secretario
general del Consejo Técnico de la Junta Española de Liberación y fue asesor
jurídico de la Embajada de España en México. Desde 1946 y durante una década
trabajó como Gerente de Lanas Peinadas Mexicanas.
Miembro de
Unión Republicana, dedicó una buena parte de su tiempo en el exilio a
reflexionar acerca de la conformación histórica de España como nación. De esa
actividad surgió también una visión crítica de la propia evolución de la II
República y de la propia deriva de las organizaciones políticas en el exilio.
Sin duda, su discurso Una Solución española, ante la Asamblea General de
Unión Republicana, celebrada el 12 de octubre de 1947, ponía en evidencia su
crítica hacia la alianza de los republicanos con el obrerismo y defendía la
necesidad de superar el marco jurídico que había nacido con la II República
para recuperar la democracia en España. Su visión de superar el escenario de
divisiones y afirmar un discurso nacional le llevó a participar activamente en
el proyecto cultural y político que había detrás de la revista Las Españas, siendo
uno de los representantes más claros del nacionalismo progresista español.
Situado en el sector más conservador dentro del grupo, concibió el federalismo
como un mal menor, como una necesidad inevitable para dar acomodo, al menos
parcialmente, a algunas de las reivindicaciones de autonomía y reconocimiento
de la diversidad de España. Su visión contraria a las reclamaciones de
nacionalistas catalanes y vascos quedaron recogidas en una de sus obras más
importantes España y las Españas, (México, Almendros y Cía, 1950), donde, como
el título mismo indica, antepone la existencia de una unidad histórica, a las pretensiones
disgregadoras. Partidario de la formación de un Estado fuerte y democrático,
descentralizado pero unitario, Granados conserva en su imaginario político una
parte singular del republicanismo histórico.
Socio
fundador del Ateneo Español de México en 1949, participó en la primera Mesa
directiva presidida por Joaquín D’Harcourt, su colaboración con dicha
institución duró hasta su muerte. Desde su sólida formación jurídica y su
interés por la historia nacional, realiza importantes análisis histórico-jurídicos
de algunos de los problemas centrales que afrontó la II República, entre ellos
la cuestión religiosa. Editada en 1959 por ediciones Las Españas, su obra La cuestión
religiosa en España, es un estudio
exhaustivo acerca de la evolución de las relaciones del Estado español con la
Iglesia católica desde el siglo XIX hasta el franquismo que pone en evidencia
algunas de las torpezas jurídicas cometidas por los legisladores republicanos a
lo hora de desmochar el poder terrenal
de la Iglesia en España.
Desde la
tribuna del Ateneo impartió importantes conferencias sobre la evolución
política de España como las conferencias que pronunció bajo el título Las
amnistías en España, en 1964, publicadas posteriormente por la institución.
En aquella ocasión, Granados sostenía desde una sólida argumentación jurídica
como la amnistía equivalía a asumir el olvido de la tragedia española. También
fue Granados el encargado de dar respuesta a las llamadas al diálogo realizadas
desde el interior de España por el ex ministro Joaquín Ruiz Giménez, planteando
en dos conferencias en abril de 1964 la necesidad de llevar a cabo un proceso
claro y nítido de “desfranquistización” de España para dar origen a un Estado
nuevo.
En 1965 Mariano Granados fue socio fundador
de la Agrupación Europeísta de México que recogió el testigo de la Revista Las Españas, en la defensa del federalismo, esta vez europeo. Su actividad
política no le impidió a lo largo de su vida continuar trabajando en la
reflexión jurídica, perteneciendo a la Asociación Internacional para la
Unificación del Derecho Penal y presente en no pocos congresos internacionales.
Tampoco olvidó su afición por la literatura, que siguió cultivando durante el
exilio hasta su muerte en 1972.
Autor
de numerosos ensayos y obras jurídicas, entre las que destacan Mendizábal (1949), España y las Españas (1950) y Las
amnistías en España (1964).
Fuentes:
Granados,
Mariano, Cartas a un escritor: el pasado,
el presente y el futuro de España, México, Costa-Amic Ed., 1965.
AA.VV.,
El exilio español en México 1939-1982,
México, FCE-Salvat, 1982.
Diccionario Porrúa de Historia y Geografía de México,
México Porrua, 1995.
JH/AN
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