1. TRINIDAD ARROYO VILLAVERDE
Trinidad Arroyo nació en Palencia el 26 de mayo de 1872 en el seno de
una familia de la pequeña burguesía industrial de la ciudad. Muy disciplinada y
capaz para los estudios, cursó el bachillerato en el Instituto Jorge
Manrique con calificaciones de notable y
sobresaliente y dos menciones especiales en lengua francesa y castellana que
hacían constar su especial capacidad para los idiomas.
En 1888, Trinidad decidió estudiar Medicina en Valladolid. El Rector de
la Universidad, Manuel López Gómez, denegó su matrícula alegando un Real
Decreto de 1882 que impedía a las mujeres estudiar en la universidad. Apoyada
por su padre, Laureano Arroyo, Trinidad recurrió la decisión del máximo
responsable universitario alegando otro decreto de 1888 y su currículum. Ante
la presión ejercida por padre e hija, Manuel López terminó por admitir a
Trinidad en la Facultad de Medicina en diciembre de 1888 con la condición de
que no se examinase hasta septiembre. En 1895, alcanza la Licenciatura en
Medicina y Cirugía con calificaciones similares a las obtenidas en el
bachiller, ello pese al machismo reinante en el Facultad. En 1896 se trasladó a
Madrid para realizar la Tesis Doctoral, que leyó al año siguiente con el
siguiente título: Los músculos internos
del ojo en su estado normal y patológico. Calificada con un Sobresaliente,
la tesis de Trinidad Arroyo tuvo un gran impacto en los medios científicos
madrileños que la valoraron como muy innovadora y audaz.
En 1898, Trinidad Arroyo regresa a Palencia y monta consulta junto a su
hermano Benito en la parte baja de la casa paterna, dedicándose a recorrer los
pueblos palentinos para realizar in situ intervenciones oftalmológicas. La
muerte de su hermano en 1903 fue un duro golpe que Trinidad superó trabajando
más. Habían estudiado juntos y compartían amistades, entre otras con Manuel
Márquez Rodríguez, con quién Trinidad se casaría en Palencia el 6 de febrero de
1902. Aquel no fue un matrimonio cualquiera, porque independientemente de las
razones afectivas que lo impulsaran, supuso el inicio de una colaboración
científica sin precedentes en el campo de la oftalmología española.
Durante unos pocos años, Trinidad siguió a su marido a las distintas
ciudades dónde fue obteniendo cátedras hasta que en 1908 se instalan en Madrid.
Fue entonces cuando, influido por su esposa, Manuel Márquez decidió dedicarse
también a la oftalmología. Trinidad trabaja junto a Manuel en la consulta
particular que tienen en casa, en el Instituto Rubio y en el Consultorio de
Niños de Pecho, pero sobre todo prosigue su formación acudiendo a multitud de
congresos nacionales e internacionales. En 1912, el matrimonio se decide a
operar a Don Benito Pérez Galdós consiguiendo mejorar su estado de casi
ceguera.
Convertida en un referente social, Trinidad Arroyo es elegida en 1916
Vicepresidenta del Comité Femenino de Higiene Popular de Madrid, puesto en el
que demostraría sus enormes dotes organizativas y desde el que comenzaría a
mostrar especial interés por la situación de las clases trabajadoras que le
llevaría a denunciar la hipocresía de la caridad y la necesidad de la justicia
social. Pese a su constancia, Trinidad, que trabajó codo con codo con Manuel
Márquez, no pudo pasar en aquellos años de ser considerada únicamente como
colaboradora del eminente oftalmólogo y cirujano, lo que no le impidió seguir
escribiendo en las revistas más prestigiosas ni para reclamar en todos los
foros la igualdad entre hombres y mujeres. Además de su don de palabra, su
capacidad de estudio y de trabajo, Trinidad pudo romper los tabús del tiempo
gracias al exhaustivo dominio que tenía de idiomas como el inglés, el francés o
el alemán.
Trinidad y su esposo acogieron la proclamación de la República con
júbilo, integrándose en la Junta de Ampliación de Estudios y en diversos cargos
científicos. En abril de 1933, ambos organizaron en Madrid el XIV Congreso de
la Sociedad Oftalmológica Internacional, presentado Trinidad dos ponencias
sobre la adrenalina y el desprendimiento de retina. Al estallar la guerra,
Manuel Márquez era Decano de Medicina, el matrimonio decide aprovechar su fama
para denunciar internacionalmente las agresiones fascistas que sufría el pueblo
español en general y el madrileño en particular. Trabaja en los saturados
hospitales madrileños y colabora con diversas organizaciones científicas
soviéticas, viajando en 1937 a Moscú para participar en las celebraciones del
1º de mayo. A su regreso, tanto Trinidad como su marido manifestarán su
satisfacción por los intercambios habidos con los científicos soviéticos.
Llamado el matrimonio por las autoridades republicanas, en noviembre de
1938 marchan para Valencia, dónde participan en multitud de actos culturales y
propagandísticos, trasladándose poco después a Barcelona, de dónde partirán al
exilio francés. El 16 de mayo de 1939 llegan a Veracruz en el vapor Flandres.
Acogido por la Casa de España que dirigía Alfonso Reyes, el matrimonio prosigue
sus trabajos científicos, imparte conferencias y da clases magistrales en
diversas universidades mexicanas. Constreñida por su condición de mujer y por
sus relaciones con las organizaciones culturales soviéticas, Trinidad tuvo que
conformarse con seguir la estela de su marido, aunque éste reconocería en
muchísimas ocasiones que su trabajo era tan suyo como de su esposa.
En 1947, con setenta y cinco años de edad, Trinidad Arroyo, junto a
Margarita Nelken, Matilde Cantós y Aurora Arnáiz, regresa a la actividad
política dentro del Comité Nacional de Mujeres Antifascistas de España,
colaborando en la revista Mujeres
Españolas. Aunque continuó trabajando con su marido en la investigación
oftalmológica, Trinidad dedicó mucho esfuerzo a ayudar a los refugiados
españoles en Francia, enviando a través de la Embajada mexicana en París dinero
y alimentos.
En 1955, con ochenta y tres años, Trinidad, que no tenía hijos y
presentía el final de sus días, viajó a España con la intención de legar toda
su fortuna al Instituto Jorge Manrique de Palencia para que se diesen becas a los
niños sin posibilidades y se les sufragase, en caso de mostrar aptitudes, una
carrera en la Universidad de Valladolid. La fundación continúa en nuestros días
su labor altruista.
Entre sus múltiples publicaciones, sobresalen: Músculos intrínsecos del ojo en estado normal. Madrid. Hospicio,
1896; Sobre la adrenalina en Oftalmología,
Madrid, 1903, y la mayoría de los libros publicados por su marido después del matrimonio.
Trinidad Arroyo murió el 28 de septiembre de 1959 en México D. F.,
siendo enterrada en el Panteón Español.
Fuentes:
-LÓPEZ DE LETONA, C.: Trinidad Arroyo Villaverde y la oftalmología
española. Madrid, 1999.
-MARQUEZ ARROYO, C.: Trinidad Arroyo
de Márquez (1872-1959): Primera oftalmóloga española, políglota, redactora
médica y una mujer de armas tomar”, en Panace@. Vol. XI, nº 31. Primer
semestre, 2010.
-GARCÍA DEL CARRIZO, M.: Aproximación
a una palentina ilustre. Palencia.
Diputación de Palencia, 1999.
PA
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